07 febrero 2011

Tan simple, como algo que agrada a los oídos ...

(...)

Pero ¿para qué cansarse?
Como a ti, Filis, te quiero,
que en lo que mereces, éste
es solo encarecimiento.

Ser mujer, ni estar ausente
no es de amarte empedimiento,
pues sabes tú que las almas
distancias ignoran y sexo.

¿Puedo yo dejar de amarte
si tan divina te advierto?
¿Hay causa sin producir?
¿Hay potencia sin objeto?

Pues siendo tú el más hermanso
grande, sobreano exceso,
que ha visto en círculos tantos
el verde torno del tiempo;

¿Para qué mi amor te vió?
¿Por qué mi fe te encarezco,
cuando es cada prenda tuya
firma de mi cautiverio?

Vuelve a ti misma los ojos
y hallarás, en ti y en ellos,
no sólo el amor posible,
más preciso el rendimiento,

entre tantos que el cuidado,
en contemplarte suspenso,
que vivo asegura sólo
en fe de que por ti muero.

Sor Juana Inés de la Cruz.

2 comentarios:

Euge dijo...

La letra es copada

María dijo...

Ay, Sor Juana, la leía mi tía y me trae recuerdos de una mujer valiente.