Cuando una se da cuenta tarde.
Cuando una dejo pasar el tren.
Cuando una se nego a bajarse de la estación, para tomarse un colectivo.
Cuando una sigue sentada en el anden.
En el piso del anden.
Con las piernas cruzadas, y con los brazos apoyados sobre estas,
los cabellos que caen, y sus manos soteniendole la cara.
Su cara, que va pa´ bajo.
Cuando una sigue esperando.
Cuando una no sabe si el tren va a pasar por segunda vez.
Cuando una sólo quiere llegar a ese destino, no necesita otros trenes.
Cuando una siente que su sonrisa, va desapareciendo al pasar los minutos.
Cuando una ve como su vivacidad la abandona, al paso de dos días.
Cuando una saluda desde lejos aquellos ojos achinados que, en el pasado acompañaban su risa.
Cuando una se asombra al notar como su voz se quiebra, de a ratos al pronunciar tu nombre.
Cuando una, espera.
Cuando una, se pregunta, ¿pero, el tren tenía un segundo horario?
¿Alguien le aviso al maquinista que acá hay una persona que llego tarde?
¿Cómo?
¿Qué esa persona tendría que haberse apresurado antes?
Pero ...
- Usted no sabe, lo que yo camine para estar hoy acá, esperando que vuelva a pasar el tren.
Usted, simplemente no lo sabe.
Hay que hondar dentro del pozo,
buscar esos obstáculos que quisieron trabarme,
esa oscuridad que me acariciaba,
me seducía, y no me dejaba marchar.
Hay que abrir los ojos,
y observar aquellas bayas que salte,
esas cadenas de las que me solte,
esos monstruos a los que me enfrente...
Para estar acá, esperándote.
Las superficialidades flaquean cuando abunda tanto sentimiento,
y en estos días, estoy sofocada de tanto, tanto sentir. -
Cuando una desea tan fuerte, escuchar a ese maquinista decir,
que de chico...
... le encantaba jugar con el boomerang.
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